domingo, 30 de octubre de 2011

Los muertos...

... ya se han consumido. Estaban almacenados en un hangar que debió ser otra cosa anteriormente, pero ya no existen, sólo quedan huesos descarnados, restos malolientes y harapos sueltos.

En realidad, el único edificio fiable es el central, donde me refugio. Por alguna razón no tengo apetito y como no tengo qué, no como ¿por qué?, aún no lo sé. Aquí no hay nada de nada.

No me cabe casi ninguna duda ya. Mi aspecto físico así lo dice. Sin embargo pienso, me muevo, creo que respiro... Pero, por otro lado, no necesito alimentarme. Quizá no es que me dejaran aquí condenado, sino que huyeron de mi y no quisieron llevarme.

Visto ropas militares y en un bolsillo he encontrado una cartera con un carnet a nombre de Pedro Antúnez, soldado de la Unidad de Operaciones Especiales del Ejército Español. El tipo de la fotografía tiene rasgos similares a los míos, o viceversa, aunque mi piel tiene otro color. No sé el tiempo que llevo aquí, pero con los pocos datos que tengo, deduzco que me abandonaron, porque soy un ZOMBI, un muerto viviente, un cadáver que actúa como si estuviera vivo.

Sin embargo, estoy seguro, ¡yo mataba zombis!. Sí, veo al tipo de la foto, que presuntamente soy yo mismo, vestido de militar y fuertemente armado, veo a más gente conmigo. Un nombre me viene a la memoria: Daniel Campano, el Sargento Campano.

He sido actor de esta película. Sólo me queda descubrir qué era y por qué estoy aquí ahora, abandonado.

Tengo que encontrar algo que me lo diga, voy a remover todo el destartalado edificio y miraré en las ruinas que siguen en pie en la isla. Y os contaré lo que descubra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario