miércoles, 2 de noviembre de 2011

Me llamo...

Pedro Antúnez, de eso no hay duda, pero mi memoria no va más allá de tres meses hacia atrás. No necesito dormir, ni comer. Estoy solo.

He vuelto a recorrer la isla hacia abajo aprovechando que lleva unos días sin llover. Y sólo he encontrado destrucción. Sea lo que sea lo que ha pasado aquí, lo desconozco, sin embargo, ver las ruinas me ha traído imágenes a la mente. Imágenes de unos seres con un aspecto similar al mío actual, atacando como bestias asesinas a un grupo de militares que se defendían tras ser sorprendidos.

El recuerdo ha sido horrible, pues la saña de los atacantes era violencia extrema. La sangre salpicaba por todos lados. Era como una película gore. Las caras de las víctimas me resultaban familiares aunque no sé su nombre. He creído reconocerme, como si estuviera mirando la escena desde una cierta altura, huía, dejaba a mis compañeros abandonados y huía mientras eran devorados. No sé qué pensar.

He estado horas y horas deambulando en un estado de inconsciencia total. Si alguien en el infinito de esta inmensa red me lee y me puede explicar qué ha ocurrido, se lo agradecería.

En un edificio que se identificaba a la entrada como "Residencia de Oficiales", cuyas ruinas se mantenían en pie bastante bien a pesar de haber desaparecido el tejado, he encontrado unos esqueletos embutidos dentro de unos amplios y escogidos uniformes. Sin duda alguien los mató, he tenido la sensación de que yo estuve allí y participé en esa carnicería.

Estoy muy confundido. No concibo ser un asesino. Hay cadáveres almacenados, unos están destrozados, otros amputados, también los hay quemados... ¿también lo hice yo? ¿qué especie de monstruo soy? ¿los maté a todos para quedarme sólo? ¿con qué objeto?.

Mañana recorreré el otro lado de la isla, donde apenas hay ruinas pero unas altas vallas metálicas dividen el terreno.

domingo, 30 de octubre de 2011

Los muertos...

... ya se han consumido. Estaban almacenados en un hangar que debió ser otra cosa anteriormente, pero ya no existen, sólo quedan huesos descarnados, restos malolientes y harapos sueltos.

En realidad, el único edificio fiable es el central, donde me refugio. Por alguna razón no tengo apetito y como no tengo qué, no como ¿por qué?, aún no lo sé. Aquí no hay nada de nada.

No me cabe casi ninguna duda ya. Mi aspecto físico así lo dice. Sin embargo pienso, me muevo, creo que respiro... Pero, por otro lado, no necesito alimentarme. Quizá no es que me dejaran aquí condenado, sino que huyeron de mi y no quisieron llevarme.

Visto ropas militares y en un bolsillo he encontrado una cartera con un carnet a nombre de Pedro Antúnez, soldado de la Unidad de Operaciones Especiales del Ejército Español. El tipo de la fotografía tiene rasgos similares a los míos, o viceversa, aunque mi piel tiene otro color. No sé el tiempo que llevo aquí, pero con los pocos datos que tengo, deduzco que me abandonaron, porque soy un ZOMBI, un muerto viviente, un cadáver que actúa como si estuviera vivo.

Sin embargo, estoy seguro, ¡yo mataba zombis!. Sí, veo al tipo de la foto, que presuntamente soy yo mismo, vestido de militar y fuertemente armado, veo a más gente conmigo. Un nombre me viene a la memoria: Daniel Campano, el Sargento Campano.

He sido actor de esta película. Sólo me queda descubrir qué era y por qué estoy aquí ahora, abandonado.

Tengo que encontrar algo que me lo diga, voy a remover todo el destartalado edificio y miraré en las ruinas que siguen en pie en la isla. Y os contaré lo que descubra.