martes, 21 de febrero de 2012

El miedo es humano …

sin embargo yo no lo soy, pero  he sentido miedo.
Desde hace varios días, un mensaje aparece en mi pantalla:
“Ríndete, sal al exterior a medio día, cuando el sol está más alto y una patrulla se acercará hasta ti. Entrégate y no te haremos nada.
Queremos estudiar tu naturaleza, simplemente. Serás atendido por médicos y trasladado a un lugar seguro. No temas.
Entrégate”
Y así cada cierto tiempo, no voy a hacer caso, por supuesto.
Por fin, han venido a buscarme. Ayer escuché ruidos en el exterior. Se acercaron a la puerta y la golpearon, supongo que intentaban forzarla. Pero no hicieron demasiada presión conscientes de que su apertura no consiste en simples embestidas, está blindada.
Mis hermanos comenzaron a gruñir. Seguramente que su aullido no traspasase fuera, en todo caso, pensarían que era yo mismo. Confío en que no descubran su existencia aún.
Al anochecer, como siempre, salimos los tres al exterior. Nada más asomar, unos fieros y enormes perros nos atacaron. Los habían dejado allí para que me hicieran trizas, eran asesinos perfectamente entrenados para no asustarse por nada.
Su ataque debía ser implacable, pero sufrieron un pequeño trastorno emocional al vernos. No sé cómo, pude leer sus pensamientos como si estuviera dialogando en un idioma universal, el mismo con el que me comunico con mis dos congéneres.
Sólo uno de los tres engendros embistió con furia. Sus dientes afilados se clavaron sobre el brazo útil del hermano que estaba a mi lado, que se quedó observándolo con curiosidad. Luego lo tomó del cuello y con fuerza inhumana estrujó su hocico. Una vez liberado, con ambas manos tiró de cada mandíbula y desprendió las quijadas, un baño de sangre y aullidos de dolor del fiero animal indicaron su agonía.
Los otros dos canes se acurrucaron a nuestros pies sometiéndose humillados.
Ahora somos un pequeño ejército de cinco miembros, donde la fuerza y la ausencia de miedo son la característica principal.
Nos entendemos bien. Y la presencia de los perros ha ayudado a mis hermanos a comprender mejor qué debemos hacer.
El miedo es un sentimiento propio de los seres humanos, yo no lo soy, pero lo he sentido. No comprendo nada en absoluto.