domingo, 27 de noviembre de 2011

Mi pierna sangra,

pero no es un sangrado normal, en vez del líquido rojo esperado, expulso una especie de papilla muy poco líquida de color grisáceo, que enseguida se coagula.

Ayer estuve montando en bici otra vez. Volví a recorrer la isla. Se tarda poco y aproveché que salía el sol para adentrarme en los espacios que hay al norte. Estoy preparando un dibujo, plano creo que se llama, pero no sé hacerlo, ni tampoco como mostrarlo por aquí.

Pero lo curioso fue que cuando iba pedaleando me enganché con la cadena. No sentí dolor ninguno, ni siquiera me di cuenta. Hasta que noté la humedad en mi bota y miré hacia abajo. Tenía un gran pellizco en la pierna, del cual manaba el líquido gris y hediondo.

La sensación de humedad me trajo otro recuerdo similar: precisamente me encontraba en uno de estos recintos vallados que hay al norte, iba vestido con un traje muy extraño, totalmente aislado del exterior, a mi lado había varios compañeros. Con unos grandes palos de cuyo extremo sobresalían lazos corredizos, ensartábamos zombis, la herida de la pierna me destilaba también entonces.

A veces pasa, te hieres pero si la herida es pequeña, ni te enteras. Pero ayer el pellizco fue algo más que un rasguño. Sin embargo no lo sentí. Otra prueba más de que ESTOY MUERTO.

Y si es así ¿por qué pienso y razono? ¿cómo escribo o leo?, ...

Tengo escasas respuestas y aún tengo más preguntas.

Otra palabra ha venido a mi mente: "hipófisis". Tendré que investigar qué es.

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