sábado, 10 de marzo de 2012

Ha sido devastador.

Escuché el ruido de los motores. A continuación explosiones. Enseguida comprendí que estaban bombardeando el edificio que ha sido nuestro refugio hasta ahora. El ordenador parpadeaba continuamente con su mensaje imperecedero “¡rendíos!”, igual que en los últimos días.
He conseguido que el nivel de comunicación con mis hermanos sea fluido, continuo. Así, he preparado una estrategia a sabiendas de que el ataque se iba a producir antes o después. Y que sería un éxito, por supuesto.
Los perros no dejaban de ladrar y a cada ladrido, pedazos de su boca salían disparados hacia el frente, si no actuaban rápido, se iban a deshacer como pasteles golpeados por perdigones.
Al final he tenido que ceder, pero antes, nuestra estrategia ha quedado perfectamente trazada. Los soldados sólo me esperaban a mí, así que saldría solo. No quieren matarme, quieren atrapar al zombi viviente.
Mis hermanos y los perros esperarían agazapados entre los escombros y, en el momento de detenerme, se lanzarían sobre los desprevenidos militares y les derrotaríamos con facilidad. Pero todo ha fallado.
Yo he salido y efectivamente han dejado de disparar desde los helicópteros. Las tropas de tierra han acudido a mi encuentro con toda precaución. Pero cuando iban a salir mis hermanos y los perros, los helicópteros han abierto fuego indiscriminado sobre las últimas ruinas, aplastándolos en su interior.
Mientras me volvía a mirar y la furia se iba apoderando de mí, mis captores se han lanzado sobre mi destrozado cuerpo, me han tirado al suelo y sometido rápidamente, no he podido reaccionar y defenderme.
¿Qué como estoy contándolo? … en contra de lo que supuse, un hermano ha sobrevivido en un pequeño hueco que se ha formado al derrumbarse el edificio. Está atrapado, pero como no necesita nada para vivir, ahí aguantará eternamente hasta que alguien venga a remover los escombros, sea liberado y por fin “coma” algo. Esto que leéis se lo estoy transmitiendo por telepatía, ya os dije que llegamos a dominarla.
Ahora viajo atado y amordazado en un helicóptero, rodeado y vigilado por seres que huelen a sangre roja y fresca. No sé dónde me llevan, pero supongo que será a la civilización. Me haré el herido para que me dejen algo de libertad, pienso aprovechar cualquier oportunidad para intentar morder a los que me rodean y convertir a “la nueva raza” cuantos más vivos mejor.

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